
Cómo identificar, tratar y prevenir los cálculos en los riñones según el Dr. Velásquez
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Si alguna vez has sentido un dolor agudo e inesperado en la espalda baja o el costado, acompañado de náuseas o dificultad para orinar, podrías estar enfrentando un problema común pero subestimado: los cálculos en los riñones.
Los cálculos renales, también conocidos como litiasis renal o nefrolitiasis, son pequeños depósitos sólidos que se forman dentro de los riñones. Están compuestos por minerales y sales ácidas que, en lugar de eliminarse correctamente a través de la orina, se acumulan y cristalizan. Estos fragmentos pueden variar en tamaño, desde tan pequeños como un grano de arena hasta tan grandes que bloquean completamente las vías urinarias.
Cuando estos cálculos se desplazan por el tracto urinario, pueden causar un dolor muy intenso, conocido como cólico renal, que se describe como uno de los dolores más fuertes que se pueden experimentar.
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No todos los cálculos son iguales. Identificar su tipo es clave para establecer un tratamiento efectivo y evitar futuras recurrencias. Los más frecuentes son:
Los cálculos en los riñones no aparecen de un día para otro. Su formación es el resultado de una combinación de factores que pueden incluir:
Identificar estos factores a tiempo me permite ayudar a mis pacientes a reducir el riesgo de formación de nuevos cálculos.
Ignorar los síntomas o postergar la consulta puede traer consecuencias graves. Un cálculo no tratado puede:
Además del impacto físico, muchos pacientes me expresan su preocupación emocional: el miedo a que el dolor regrese, la ansiedad ante posibles intervenciones quirúrgicas y la frustración de no saber qué están haciendo mal.
Los cálculos en los riñones no son solo una molestia pasajera; son una señal de que algo en tu cuerpo necesita atención. Mi recomendación como especialista en urología es clara: ante cualquier síntoma, acude a valoración médica. Un diagnóstico oportuno no solo puede aliviar el dolor, sino evitar complicaciones mayores y mejorar significativamente tu calidad de vida.
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos los urólogos es que muchos pacientes llegan a consulta cuando ya están atravesando una crisis aguda de dolor. En muchos casos, los cálculos en los riñones comienzan a dar señales desde mucho antes, pero suelen ser ignoradas o confundidas con otros problemas. Identificarlos a tiempo puede marcar la diferencia entre un tratamiento simple y una urgencia médica.
El síntoma más característico y común de los cálculos en los riñones es el cólico renal. Se trata de un dolor súbito, punzante y muchas veces insoportable, que aparece en la zona lumbar, en uno de los costados, y puede irradiarse hacia el abdomen inferior, la ingle o los genitales.
Este dolor suele aparecer cuando el cálculo comienza a moverse por el uréter, obstruyendo el paso de la orina y generando presión en el sistema urinario. A diferencia de otras dolencias, el cólico renal no mejora con cambios de posición ni con reposo.
Además del dolor, existen otros signos que pueden indicar la presencia de cálculos y que merecen atención inmediata:
Cada uno de estos síntomas puede variar de una persona a otra, pero todos deben ser motivo de evaluación médica. Ignorarlos podría agravar el cuadro clínico.
Lo más sorprendente es que no todos los cálculos generan molestias al principio. En mi consulta he encontrado pacientes con litiasis renal asintomática, detectada de manera incidental durante estudios de imagen solicitados por otras razones.
Este tipo de casos son especialmente peligrosos porque pueden evolucionar silenciosamente, creciendo hasta bloquear el riñón sin causar dolor evidente. Por eso siempre insisto en la importancia del diagnóstico temprano, especialmente si tienes antecedentes personales o familiares de cálculos renales.
Mi recomendación como especialista en urología es clara: ante cualquier sospecha, busca una valoración médica oportuna. Deberías consultar de inmediato si:
Recuerda que cuanto antes se detecten los cálculos en los riñones, más fácil será tratarlos y evitar complicaciones graves.
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Uno de los errores más comunes que cometen los pacientes es esperar a que el dolor pase por sí solo. Pero cuando hablamos de cálculos en los riñones, esperar puede ser un riesgo. El diagnóstico oportuno permite no solo confirmar su presencia, sino también determinar su tamaño, ubicación y gravedad, lo que resulta esencial para definir el tratamiento adecuado.
Etapa del diagnóstico | Descripción |
---|---|
Historia clínica y examen físico | Se analizan los antecedentes médicos, síntomas, hábitos de vida y factores de riesgo. El examen físico permite identificar puntos de dolor y sensibilidad asociados al riñón afectado. |
Estudios de imagen |
Permiten visualizar el cálculo y conocer su tamaño, forma y localización. Incluye: • Ecografía renal: no invasiva y sin radiación. • TAC sin contraste: el más preciso para detectar cálculos pequeños. • Radiografía simple: útil para identificar cálculos de calcio. |
Análisis de sangre y orina |
• Orina: permite detectar infecciones, sangre o cristales. • Sangre: evalúa niveles de calcio, ácido úrico, creatinina, entre otros. |
Estudio del cálculo expulsado | Si el paciente expulsa un cálculo, se analiza su composición para conocer su origen y definir estrategias de prevención específicas. |
Evaluación del riesgo de recurrencia | Se realiza un estudio metabólico completo para identificar causas internas que predisponen a la formación repetida de cálculos y crear un plan preventivo personalizado. |
Una vez confirmado el diagnóstico, llega la pregunta más común en mi consultorio: ¿qué tratamiento necesito? La buena noticia es que hoy contamos con opciones avanzadas, seguras y mínimamente invasivas para tratar los cálculos en los riñones, y que se ajustan a cada caso particular.
En casos donde los cálculos son menores a 5 mm y no generan obstrucción, podemos optar por una estrategia expectante, basada en:
Siempre bajo supervisión médica, ya que no todos los pacientes son candidatos para esta opción.
Tratamiento | Descripción |
---|---|
Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) | Técnica no invasiva que fragmenta los cálculos con ondas acústicas externas. Ideal para cálculos pequeños o medianos en los riñones o uréter superior. No requiere incisiones y permite una recuperación rápida. |
Ureteroscopía con láser | Indicada cuando la LEOC no es viable. A través de un endoscopio flexible se accede al cálculo por la vía urinaria y se fragmenta con energía láser. Es precisa, segura y con una recuperación corta. |
Cirugía mínimamente invasiva: nefrolitotomía percutánea | Requiere una pequeña incisión en la espalda para acceder directamente al riñón. Se usa para cálculos grandes o complejos. Aunque es cirugía, es mucho menos invasiva que técnicas convencionales. |
Tratamientos personalizados según el tipo de cálculo | Después del tratamiento agudo, se ajusta la dieta, hidratación y medicamentos de forma específica, según la composición del cálculo, para prevenir nuevas formaciones. |
Todo tratamiento termina con una evaluación de control y un plan de seguimiento. Evitar la recurrencia es tan importante como resolver el problema inicial. Por eso recomiendo visitas periódicas y exámenes preventivos que permiten detectar posibles factores de riesgo antes de que aparezcan nuevos cálculos.
Uno de los momentos más importantes de mi labor como urólogo es cuando, después de tratar con éxito un caso, puedo sentarme con el paciente a planear cómo evitar que todo se repita. Y es que prevenir los cálculos en los riñones no es cuestión de suerte: es una decisión que se construye día a día con conocimiento, seguimiento y hábitos sostenibles.
Beber suficiente agua es la base de la prevención, pero muchos pacientes creen que con uno o dos vasos basta. Mi recomendación es distribuir la ingesta de agua a lo largo del día, no solo cuando tienes sed. Una orina clara y abundante es señal de que lo estás haciendo bien.
💡 Consejo práctico: Inicia tu día con un vaso de agua al levantarte, lleva siempre una botella contigo y acostúmbrate a tomar pequeños sorbos cada hora.
No necesitas una dieta extrema, sino conocer tu cuerpo y ajustar ciertos excesos. Si ya tuviste cálculos, esto es aún más importante.
👨⚕️ En consulta, personalizo estas recomendaciones según tu perfil metabólico y tipo de cálculo.
Una vez resuelto el episodio agudo, muchos pacientes se relajan… hasta que vuelven a urgencias. Por eso, mi enfoque incluye un plan de seguimiento preventivo.
📆 Como regla general, recomiendo al menos una consulta de control anual para pacientes con antecedentes de cálculos.
A menudo me encuentro con pacientes que han probado tés, dietas restrictivas o suplementos sin indicación. Entiendo la necesidad de buscar soluciones rápidas o “naturales”, pero debes saber que muchos de esos remedios no solo son ineficaces, sino que pueden empeorar tu condición.
La prevención verdadera no está en fórmulas mágicas, sino en decisiones informadas, seguimiento médico y constancia.
¿Por qué insistimos tanto en prevenir? Porque los cálculos en los riñones tienden a reaparecer. Las estadísticas indican que hasta un 50% de los pacientes tendrán un nuevo episodio dentro de los 5 años si no hacen cambios reales.
Mi compromiso como urólogo no es solo ayudarte a resolver el problema hoy, sino trabajar contigo para que no vuelva a ocurrir mañana.
Como urólogo con años de experiencia en el manejo de los cálculos en los riñones, he acompañado a cientos de pacientes en Medellín a superar esta condición de manera segura, efectiva y con tecnología de última generación. Mi enfoque médico no se limita al tratamiento del dolor o la cirugía; me interesa entender cada caso a fondo, identificar sus causas y trabajar contigo en una solución integral y duradera. Cuento con acceso a equipos modernos para realizar procedimientos mínimamente invasivos. Pero más allá de la técnica, creo firmemente en una atención cercana, honesta y personalizada. Si estás buscando un especialista en cálculos renales que te escuche, te oriente con claridad y te acompañe en cada paso del proceso, estoy aquí para ayudarte. Agenda tu consulta conmigo en Medellín y demos juntos el primer paso hacia tu bienestar renal.
El síntoma más común es el dolor intenso en la espalda baja o costado, conocido como cólico renal. También puedes notar sangre en la orina, náuseas, fiebre o ardor al orinar. Sin embargo, en algunos casos los cálculos no causan síntomas y solo se detectan mediante estudios de imagen. Por eso, ante cualquier señal o si tienes antecedentes familiares, es clave acudir al urólogo para una evaluación completa.
Los cálculos en los riñones se forman por la acumulación y cristalización de minerales en la orina. Esto puede deberse a falta de hidratación, dieta inadecuada, trastornos metabólicos, infecciones urinarias o predisposición genética. Cada tipo de cálculo tiene causas específicas, por lo que identificar el origen es fundamental para prevenir su recurrencia.
No. Muchos cálculos pequeños pueden expulsarse de forma natural con tratamiento médico conservador, especialmente si miden menos de 5 mm. Sin embargo, cálculos más grandes, dolorosos o que obstruyen el flujo de orina pueden requerir procedimientos como litotricia, ureteroscopia o cirugía mínimamente invasiva. El tratamiento depende del tamaño, ubicación y síntomas del cálculo.
El diagnóstico se realiza mediante historia clínica, examen físico, análisis de orina y sangre, y, sobre todo, estudios de imagen como ecografía renal o tomografía sin contraste. Estos permiten determinar el tamaño, ubicación y tipo de cálculo, información clave para elegir el tratamiento más adecuado.
Sí. Hasta un 50% de los pacientes pueden tener una nueva formación de cálculos dentro de los cinco años si no se toman medidas preventivas. Por eso, en mi práctica clínica enfatizo tanto en el seguimiento postratamiento, la evaluación de causas metabólicas y la adopción de hábitos saludables a largo plazo.
Dependerá del tipo de cálculo, pero en general se recomienda reducir el consumo de sal, carnes rojas, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. También es importante moderar los alimentos ricos en oxalato (como espinaca, chocolate, remolacha, nueces) si el cálculo fue de oxalato de calcio. Nunca elimines el calcio por tu cuenta; su consumo debe ser regulado, no suprimido.
Absolutamente sí. La hidratación es la primera medida preventiva. Tomar entre 2 y 2.5 litros de agua al día ayuda a diluir la orina y reduce la concentración de minerales que forman los cálculos. Es especialmente importante en climas cálidos como el de Medellín o si realizas actividad física frecuente.
No lo recomiendo. Aunque algunas infusiones pueden tener efectos diuréticos, no existe evidencia científica sólida que respalde que los remedios caseros disuelvan cálculos. Además, automedicarse puede retrasar el diagnóstico y poner en riesgo tu salud. Siempre es mejor consultar a un urólogo y recibir un tratamiento seguro y eficaz.
Depende de su tamaño, forma y ubicación. Los cálculos pequeños pueden expulsarse en unos pocos días o semanas con ayuda médica y buena hidratación. Si después de cierto tiempo no hay expulsión o si el dolor empeora, será necesario intervenir con técnicas especializadas. El tiempo lo determina el seguimiento médico.
Si ya tuviste cálculos en los riñones, recomiendo una consulta de control cada 6 a 12 meses, dependiendo de tu caso. En ella evaluamos tus hábitos, resultados de laboratorio, composición del cálculo (si lo tuviste), y ajustamos las estrategias de prevención. La clave está en el seguimiento, incluso si estás sin síntomas.
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